Redes sociales, la Santa Sede señala el camino correcto para su uso inteligente
Redes sociales: “Todo cristiano es un microinfluencer”, dice el documento hecho público por el Dicasterio para la Comunicación de la Santa Sede
La Santa Sede señala el camino para un uso inteligente de las redes sociales
El Departamento de Comunicación de la Santa Sede publicó una reflexión sobre el uso cristiano de las redes sociales en un documento titulado Hacia una presencia plena, publicado el 29 de mayo de 2023.
Afirmando que “todo cristiano es un microinfluencer”, el texto invita a todos, y en particular a los obispos, a no escribir ni compartir contenidos que puedan causar malentendidos o exacerbar las divisiones.
Fruto de una reflexión colectiva en la que participaron expertos, docentes, laicos, sacerdotes y religiosos, este documento de 20 páginas traducido a cinco idiomas pretende dar sentido a la presencia de los cristianos en las redes sociales.
“Muchos cristianos piden inspiración y consejo”, explica este texto, firmado por Paolo Ruffini, prefecto del Departamento de Comunicación, y monseñor Lucio Ruiz, secretario del mismo departamento.
Los autores vuelven en primer lugar a las desilusiones generadas en torno a lo digital, esta era que “habría sido una 'tierra prometida' donde la gente pudiera contar con información compartida sobre la base de la transparencia, la confianza y la experiencia.
Por el contrario, los ideales han cedido el paso a las leyes del mercado y los internautas se han convertido en 'consumidores' y 'mercancías', cuyos perfiles y datos acaban siendo vendidos.
Otro escollo señalado por el ministerio: en la 'autopista digital' un gran número de personas siguen marginadas debido a la 'brecha digital'.
Además, las redes, que se suponía debían unir a las personas, en cambio “han profundizado diversas formas de división”.
Los cristianos, agentes de cambio en la Red
Paolo Ruffini y Monseñor Ruiz apuntan a la constitución de “burbujas de filtro” por algoritmos que impiden a los usuarios “encontrarse con el 'otro', el diferente”, y que sólo animan a conocer a personas afines.
Finalmente, 'las redes sociales se convierten en un camino que conduce a muchas personas hacia la indiferencia, la polarización y el extremismo'.
Pero el documento no pretende ser fatalista. “La red social no es inmutable. Podemos cambiarlo”, dicen los autores.
Predicen que los cristianos pueden convertirse en “motores de cambio” e “instan a los medios a reconsiderar su papel y permitir que Internet se convierta en un verdadero espacio público”.
En otra escala, el internauta cristiano también debería poder realizar una “prueba de conciencia”, para demostrar “discernimiento” y “prudencia”.
En las redes se trata de asegurar que “transmitimos información veraz, no solo cuando creamos contenido, sino también cuando lo compartimos”, insiste el documento, que invita a los fieles a preguntarse “¿quién es mi vecino” en Internet.
“Todos deberíamos tomarnos en serio nuestra 'influencia'”, advierten también los responsables del departamento, que aseguran que “todo cristiano es un microinfluencer”.
A mayor número de seguidores, mayor responsabilidad.
Y advierten contra publicar o compartir “contenidos que puedan causar malentendidos, exacerbar divisiones, incitar al conflicto y profundizar los prejuicios”.
Redes sociales, responsabilidad de obispos y líderes
Los autores no dudan en entristecerse de que incluso “obispos, pastores y eminentes líderes laicos” a veces caen en comunicaciones “controvertidas y superficiales”.
Dicho esto, “muchas veces es mejor no reaccionar o reaccionar en silencio para no darle peso a esta falsa dinámica”, subrayan.
Sobre el tema del silencio, el texto reconoce que la cultura digital, “con esta sobrecarga de estímulos y datos que recibimos”, interpela tanto a los entornos educativos o laborales, como a las familias y comunidades.
Así, el 'silencio' puede considerarse como una 'desintoxicación digital', que no es simplemente 'abstinencia, sino una forma de establecer un contacto más profundo con Dios y con los demás'.
Otros consejos dados incluyen no 'hacer proselitismo' en Internet, sino escuchar y testificar.
La comunicación no debe ser simplemente una “estrategia”, insiste el documento, y buscar una audiencia no puede ser un fin en sí mismo.
El texto recuerda la actitud de Jesús que no dudó en retirarse y huir de la multitud para descansar y orar.
“Su objetivo […] no era aumentar su audiencia, sino revelar el amor del Padre”, analiza el dicasterio.
¿Y la liturgia digital?
“No podemos compartir una comida a través de una pantalla”.
Reconociendo que las redes sociales han jugado un papel esencial y reconfortante en la difusión de las celebraciones litúrgicas durante la pandemia, el Departamento de Comunicación cree que “todavía hay mucho que reflexionar […] sobre cómo aprovechar el entorno digital de manera que complemente vida sacramental.
De hecho, “se han planteado cuestiones teológicas y pastorales”, particularmente a nivel de “explotación comercial de la retransmisión de la Santa Misa”.
La era digital no debe borrar el foco puesto en la 'Iglesia doméstica', siguen insistiendo, esa 'Iglesia que se reúne en los hogares y en torno a la mesa'.
En otras palabras: Internet puede complementar, pero no sustituir, porque “la Eucaristía no es algo que sólo podemos 'mirar', es algo que verdaderamente nutre”.
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