Elige tu idioma EoF

Una mujer de nuestro tiempo

Vittoria Maioli Sanese

Voy a hablar de una mujer de nuestro tiempo, no del pasado.

Vittoria Maioli Sanese falleció el 18 de enero de este año.

Observar cómo vivió los meses de enfermedad y cómo se preparó para la muerte ayuda a comprender quién era Vittoria y cómo vivió. La llamo por su nombre porque era una gran amiga.

Originaria de Rimini, murió a los 80 años, casada y madre de seis hijos, dos de ellos adoptados.

Fundó y dirigió durante 50 años la Oficina de Asesoramiento Familiar, afiliada a la UCIPEM.

Psicóloga, psicóloga de pareja y familia. Ha dedicado su vida a acompañar a padres, madres, parejas, hijos en las vicisitudes de la vida, en una gran escucha y atención a la persona.

“Todo lo que soy –cómo me trato a mí, cómo trato a los sentimientos, cómo trato a mi hijo, cómo trato a mi trabajo, a mis amigos, al mundo, a la realidad y a la vida– irradia sobre el hijo, quien al absorber, por así decirlo, habla, mi imagen, aprende quién es, aprende su identidad”.

Además de su labor clínica, ha liderado grupos de reflexión y formación para padres, trabajadores sociales, educadores y psicólogos. Ha realizado trabajos de investigación sobre la pareja y la familia desde una perspectiva cultural y antropológica, cuestionando siempre la identidad de la persona.

Dedicó toda su vida a esto: en sus viajes semanales a Milán, ocupaba su tiempo de viaje en tren en llamadas telefónicas a personas que la buscaban; En los últimos meses, ahora en silla de ruedas, siguió trabajando con entrevistas online…

Muy estricta: no era fácil enfrentarse a sus juicios, porque siempre iba a la raíz del ser, de la existencia. Se preocupaba por la persona, por su misterio.

“¿Es malo desearlo todo?

¿Por qué entonces existe el cielo infinito?

¿Que hay de mí?

¿Es malo entregar toda la persona a otro?

Pero entonces ¿qué es el amor?

¿Qué hay de mí?"

“Noche y día, infancia y vejez, vida y muerte, hombre y mujer, infinito y límite, eternidad y fin, 

todo y nada… todo, todo tiene su diferente, su contrario, y por eso conocemos, hablamos, razonamos, por eso surgen preguntas, preguntas de sentido, de orientarse, de comprender, de comunicar, de desplegar la vida paso a paso.

Hasta su cumplimiento”.

Miraba a los demás como se miraba a sí misma; buscó para los demás lo que buscó para sí misma.

Cuando descubrió la enfermedad, no la consideró un enemigo de su vida, sino “una realidad que hay que acoger y vivir plenamente”.

“Busco sentido con toda la pasión que siempre he puesto en la búsqueda de la verdad.

Lo que estoy viviendo no ha afectado ni por un segundo mi serenidad y certeza, al contrario, mi alegría ha aumentado, porque este huésped inesperado me permite encontrarme cara a cara con Cristo presente”.

Paola Boncristiano

Imagen

Fuentes

Quizás te interese