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Santo del día 29 de marzo: Viernes Santo

Viernes Santo: Reflexión sobre la Pasión y Crucifixión de Jesucristo

Nombre

Santo Viernes

Título

La pasión del Señor

Reaparición

29 marzo

Martirologio

2004 edición

 

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Señor Jesús, llevaste nuestros dolores y fuiste humillado bajo el peso de la cruz. Fuiste traspasado por nuestros crímenes, molido por nuestras iniquidades. Te convertiste en un cuerpo dolorido y sufriente porque te pusiste en nuestro lugar para salvarnos del pecado. ¡Cuánto nos amaste, Señor Jesús! Te pedimos perdón mientras contemplamos tu rostro desfigurado y recordamos tus palabras que quisiéramos hacer habitar en nuestros corazones. Si alguno quiere ser mi discípulo, que tome su cruz y sígame. Por esta santa cruz, seas bendito por los siglos de los siglos. Amén.

 

El santo y la misión

El Viernes Santo nos lleva al corazón del misterio pascual, invitándonos a meditar sobre la pasión y crucifixión de Jesucristo. Este día solemne ofrece una oportunidad única para reflexionar sobre la naturaleza del sacrificio de Cristo y el significado profundo de su misión salvadora. A través del relato de su sufrimiento y muerte en la cruz, somos llamados a contemplar el amor infinito de Dios por la humanidad y el llamado a participar activamente en la misión de redención que emprendió Jesús. La pasión de Cristo revela la profundidad del amor de Dios y misericordia de una manera incomparable. En el abrazo voluntario de la cruz, Jesús cumple la misión para la que vino al mundo: reconciliar a la humanidad con Dios, venciendo el pecado y la muerte. Su sufrimiento no es sólo un acto de sacrificio personal, sino que es expiación por los pecados del mundo entero, un acto redentor que abre el camino a la salvación para todos aquellos que acogen su mensaje de amor y esperanza. El Viernes Santo, por tanto, no sólo nos invita a una meditación sobre el sufrimiento, sino también a una reflexión sobre nuestra respuesta a la llamada de Cristo. La misión de Jesús continúa en el mundo a través de la Iglesia y todo creyente está llamado a participar en esta misión. Esto significa abrazar la cruz en nuestra vida, llevar nuestros sacrificios y sufrimientos con amor y confianza, uniéndolos a los de Cristo para la redención del mundo. Significa también trabajar por la justicia, la paz y el amor en los contextos en los que vivimos, dando testimonio del Evangelio a través de nuestras palabras y nuestras acciones. El Viernes Santo también nos desafía a reconocer y responder al sufrimiento en el mundo con compasión y solidaridad. La pasión de Cristo nos recuerda que Dios no es indiferente al dolor humano, sino que lo afronta con amor redentor. Como seguidores de Cristo, estamos llamados a estar presentes para aquellos que sufren, ofreciendo consuelo, esperanza y asistencia práctica, reflejando así el amor misericordioso de Dios por el mundo. El Viernes Santo es un día de profunda reflexión espiritual que nos invita a contemplar el sacrificio de Cristo y a renovar nuestro compromiso de vivir según su misión. Nos recuerda que la salvación es un don de la gracia, obtenido a través del amor sacrificial de Jesús, y que cada uno de nosotros está llamado a participar en su obra redentora. Este día solemne nos invita a caminar con Cristo por el camino de la cruz, seguros de que el sufrimiento y la muerte no tienen la última palabra, sino que conducen a la gloria de la Resurrección.

El Santo y la Misericordia

El Viernes Santo nos sumerge en el corazón de la misericordia divina, mostrándonos a través de la pasión y crucifixión de Jesucristo la profundidad del amor que Dios tiene por cada uno de nosotros. En este día, la misericordia no aparece como un concepto abstracto, sino como una realidad tangible, encarnada en el sacrificio supremo de Cristo en la cruz. La narración de su sufrimiento nos invita a reflexionar sobre el carácter sacrificial del amor verdadero: un amor que no duda en entregarse hasta el extremo por el bien del otro. La pasión de Cristo nos revela que la misericordia de Dios va mucho más allá de nuestra capacidad humana de comprenderla. Dios mismo, en la humildad y vulnerabilidad de Cristo, elige experimentar el abandono, la traición, el sufrimiento físico y espiritual, demostrando así su solidaridad incondicional con la humanidad en toda forma de dolor y pecado. Este acto de anonadamiento de Dios es la personificación de la misericordia: un Dios que se hace nuestro prójimo, que comparte nuestras heridas y que nos redime a través de su amor. El Viernes Santo la misericordia se manifiesta también en la invitación a la conversión personal y comunitaria. La cruz de Cristo nos desafía sobre nuestras responsabilidades hacia nuestros hermanos y hermanas y sobre nuestro compromiso de vivir según los valores del Evangelio. Nos desafía a romper los ciclos de odio, indiferencia e injusticia, animándonos a construir relaciones basadas en la comprensión, el perdón y el cuidado mutuo. La misericordia divina, revelada con tanta fuerza el Viernes Santo, se convierte así en modelo de nuestras acciones, llamándonos a ser instrumentos de paz y reconciliación en el mundo. Finalmente, el Viernes Santo nos recuerda que la misericordia de Dios es fuente de esperanza. Incluso en el momento más oscuro de la crucifixión, cuando todo parece perdido, la luz de la resurrección no está lejos. Esta esperanza, arraigada en la victoria definitiva del amor de Dios sobre la muerte, nos motiva a no desesperarnos ante las dificultades y el sufrimiento de la vida, sino a confiar firmemente en la promesa de salvación y renovación que nos trae la Pascua. El Viernes Santo nos invita a contemplar y experimentar la misericordia en todas sus dimensiones, reconociendo en el sacrificio de Cristo la máxima expresión del amor de Dios por nosotros. Nos llama a una reflexión profunda sobre nuestra capacidad de acoger este amor y transmitirlo a los demás, transformando así nuestra realidad con gestos concretos de misericordia, compasión y esperanza. En este día sagrado, estamos llamados a renovar nuestro compromiso de seguir a Cristo en el camino de la cruz, confiados en su promesa de redención y vida nueva.

Hagiografía

La Iglesia al meditar en la pasión de Cristo y adorar la Cruz conmemora su origen del costado del Señor, que en la cruz intercede por la salvación del mundo entero. En este día no se celebra la Eucaristía. El sacerdote y…

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Fuente e Imágenes

SantoDelGiorno.it

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