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Santo del día 7 de febrero: San Romualdo

La especial vocación de san Romualdo, fundador del monasterio de Camaldoli, nos da una idea de cuán poderosa es la llamada de Dios

En realidad, el Santo murió el 19 de junio, pero hoy conmemoramos el traslado del cuerpo de San Romualdo

Suele decirse que cuando hay signos claros de santidad, el cuerpo está incorrupto.

Así sucedió con san Romualdo, fundador de los Camaldulenses, y también con el venerable fundador de las Hijas de María Misioneras, don Giacinto Bianchi.

El pecado corrompe el alma, es como una carcoma que roe las entrañas, pero la gracia purifica y redime.

Un alma santa está en gracia de Dios, reconciliada con el creador y el mundo.

¿Por qué Dios nos llama y cómo? Veámoslo con San Romualdo

Los llamados son infinitos, tanto que se dice que el soplo del Espíritu, ese soplo de viento cuya intensidad y duración no se puede percibir, llega a todas partes, y no importa a quién.

Nadie está predestinado de manera preferencial en la doctrina de la fe católica, pero todos contribuimos de manera única y especial a la llamada al reino.

A menudo son los acontecimientos fatídicos de la vida los que nos llevan a tomar ciertas decisiones radicales, y así fue para San Romualdo.

Desafortunadamente, joven en edad, presenció un asesinato cometido por su padre y no pudo soportar la carga.

Así entró en una abadía benedictina.

Para Giacinto Bianchi, en cambio, la llamada no tuvo ningún trauma particular, pues desde muy joven anhelaba ser sacerdote.

De una primera llamada pueden brotar muchas otras. Así también con San Romualdo

Uno de los mayores errores que uno puede cometer es permanecer inerte ante la primera elección como si hubiera fricciones que nos impidieran tomar otros caminos, aunque fueran santos.

Esta fricción puede estar representada por ansiedades y miedos desmotivados, miedo al juicio de los demás, dormirse en los laureles (¡este lugar me conviene ahora!).

Y los santos son espíritus libres como el viento: así lo fue la Madre Teresa de Calcuta cuando decidió dejar a sus hermanas por otros designios, y también lo fue San Romualdo.

Veamos por qué.

Tal vez pensaríamos que basta con consagrarnos, pero a veces un modus no nos hace realmente felices.

Y si falta la alegría de la llamada, allí no hay Dios.

San Moisés, obispo del pueblo nómada del Sinaí, responde a un estilo diferente, un ermitaño, sin parar.

Se puede ser nómada por necesidad o se puede ser nómada por elección, por vocación.

Romualdo vagó mucho y en cada parada fundó un monasterio

Historia original esto como si en la película de Dios también hubiera un Romualdo, y muchos como él, que no esperan nada más que unirse al Señor.

Pero mientras esperan, para estirar un poco las piernas, visitan muchos, nunca demasiados, lugares de contemplación.

En definitiva, estar sin hogar siguiendo el ejemplo de Jesús que no tenía dónde recostar la cabeza.

Don Giacinto Bianchi, quien también visitó muchos lugares de Italia y del mundo, ganando el título de misionero apostólico de Propaganda Fide.

Algunas reflexiones del venerable Giacinto Bianchi sobre la santidad que iluminan el misterio de san Romualdo

Figuras como San Romualdo, San Blas, San Sebastián, San Expedito fascinaron a Hyacinth Bianchi.

Fue amigo en vida de santos como Juan Bosco, aunque la relación entre ambos fue más bien de confrontación pacífica….

Estas palabras suyas dan un enorme valor a toda la hagiografía, la historia de los santos sobre la que meditamos día tras día, y por eso os las proponemos a vosotros, lectores:

“La santidad viene como providencia visible y constituye al mismo tiempo una prueba de nuestra fe católica, un beneficio social y una fortaleza en la lucha continua de la vida. Beneficio y fuerza que perdura y se transmite a todas las generaciones futuras”.

De tan sabias palabras tomamos la invitación a dar vida, profundidad, carne a las biografías de los santos, acercándolas lo más posible a nosotros, a nuestra experiencia, a nuestras ideas.

Todo contribuye a allanar el camino erizado que la humanidad recorre para hacer historia de salvación para todos nosotros, tanto ayer como hoy.

Invoquemos estas maravillas de la santidad para que nos ayuden a tener la gracia de descubrir nuestro camino, el que el Señor ha trazado para nosotros, pero no sin nosotros.

Mis mejores deseos y buen camino en la santidad.

Hermana Inés Carlone, Hijas de María Misioneras

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Fuente

Sitio oficial de la Santa Sede

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