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Santo del día 24 de marzo: Oración a Jesús entrando a Jerusalén

Domingo de Ramos: Significado y Tradiciones del Inicio de la Semana Santa

Nombre

Domingo de Ramos

Título

Entrada de Jesús a Jerusalén

Reaparición

24 marzo

Martirologio

2004 edición

 

Orar

En verdad, Mi amado Jesús, Tú haces la entrada a otra Jerusalén, como entras en Mi alma. Jerusalén no cambió al recibirte, sino que se hizo más bárbara, porque te crucificó. ¡Ah, no permitas jamás tal desgracia, que yo te reciba y, quedando en mí todas mis pasiones y malos hábitos contraídos, empeoren! Pero te suplico de lo más profundo de mi corazón, que te dignes aniquilarlos y destruirlos totalmente, silenciando mi corazón, mi mente y mi voluntad, para que siempre se vuelvan a amarte, servirte y glorificarte en esta vida, y luego disfrutarte en la vida. otros eternamente.

martirologio romano

Domingo de Ramos: Pasión del Señor, en la que nuestro Señor Jesucristo, según la profecía de Zacarías, sentado sobre un pollino, entró en Jerusalén, mientras la multitud salía a su encuentro con palmas en las manos.

 

 

El santo y la misión

El Domingo de Ramos marca el inicio de la Semana Santa, período central de la vida cristiana que conmemora la última semana de la vida terrena de Jesucristo, desde su entrada triunfal en Jerusalén hasta la Resurrección. Este día tiene un profundo significado teológico y espiritual, ya que inicia el camino hacia la culminación del misterio pascual, ofreciendo reflexiones esenciales sobre la misión de Cristo y el significado de su sacrificio por la humanidad. La entrada de Jesús en Jerusalén, recibida con palmas y cantos de bienvenida, es un momento de aparente triunfo que, sin embargo, preludia los acontecimientos de la Pasión. La multitud que saluda a Jesús como rey, esperando la liberación política y terrenal, no comprende plenamente la naturaleza de su misión. Esta escena revela la tensión entre las expectativas humanas y el plan salvífico de Dios, subrayando la voluntad de Jesús de abrazar voluntariamente el sufrimiento y la muerte para la redención de la humanidad. El Domingo de Ramos invita a los fieles a reflexionar sobre la dimensión del servicio y el sacrificio en el corazón de la misión cristiana. Jesús, al entrar en Jerusalén, no busca el poder según los criterios del mundo, sino que se ofrece como el “cordero de Dios” que quita los pecados del mundo. La suya es una realeza que se manifiesta en la vulnerabilidad y el amor al extremo, un modelo de liderazgo que se basa en misericordia, humildad y entrega de sí. Este día también nos llama a meditar sobre nuestra respuesta personal a la misión de Cristo. La multitud que aclama a Jesús durante su entrada en la ciudad es la misma que unos días después pedirá su crucifixión. El Domingo de Ramos nos interpela sobre la coherencia y profundidad de nuestro seguimiento de Cristo, retándonos a no limitarnos a un entusiasmo superficial y momentáneo, sino a un compromiso constante y consciente en el camino de la fe. Además, la celebración del Domingo de Ramos es una invitación a llevar la paz y el amor de Cristo al mundo. Así como Jesús entró en Jerusalén para llevar a cabo su misión de salvación, así cada cristiano está llamado a ser portador de la buena nueva en su propio ambiente de vida, testimoniando con palabras y obras la esperanza y la liberación que provienen de la cruz y de la salvación. La resurrección. El Domingo de Ramos abre no sólo la Semana Santa, sino también un profundo camino espiritual que nos invita a seguir a Cristo en el camino de la cruz, redescubriendo el verdadero significado de su sacrificio y renovando nuestro compromiso de vivir según el Evangelio. Es un momento para reafirmar nuestra misión como discípulos de Cristo, llamados a difundir por el mundo la luz de su Pascua.

El Santo y la Misericordia

El Domingo de Ramos, con su rico simbolismo y profunda espiritualidad, abre la puerta a la Semana Santa, invitándonos a meditar en el misterio de la misericordia divina que impregna todo el relato de la Pasión de Cristo. Este día, que conmemora la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén, nos presenta una paradoja: el Rey de reyes elige entrar a la ciudad santa no en un carro de guerra, sino en un humilde burro, presagiando su próxima humillación y sufrimiento en la cruz. Este acto de humildad y entrega es el primero de una serie de acciones que revelan la profundidad de la misericordia de Dios hacia la humanidad. La misericordia del Domingo de Ramos se manifiesta en la cálida acogida de Jesús por parte de la multitud, que, aunque no comprende plenamente su reino de paz y de amor, siente en él una fuente de esperanza y de salvación. Sin embargo, esta escena también nos prepara para reflexionar sobre los tiempos en los que, como esa multitud, acogimos con entusiasmo a Cristo en nuestras vidas, para abandonarlo en momentos de prueba o dificultad. El Domingo de Ramos nos invita a reconocer nuestra necesidad de misericordia, a reconocer nuestros fracasos y a regresar a Él con corazones arrepentidos. Además, el Domingo de Ramos nos coloca ante la misericordia de Cristo, quien, a pesar de saber que sería traicionado, negado y abandonado, elige libremente caminar hacia su pasión y muerte por nuestra redención. Este camino hacia la cruz es la expresión suprema de la misericordia divina: un Dios que no se aleja del dolor y del sufrimiento humanos, sino que entra de lleno en él para transformarlo desde dentro, ofreciéndonos salvación y vida nueva. Este día nos llama, por tanto, a meditar sobre cómo podemos ser instrumentos de la misericordia de Dios en el mundo. Nos invita a preguntarnos cómo podemos acoger a Cristo en nuestros corazones no sólo en momentos de alegría y triunfo, sino sobre todo en tiempos de desafío y sufrimiento, tanto personales como comunitarios. Nos desafía a extender esta misericordia a los demás, especialmente a aquellos que están marginados, que sufren, que son excluidos u olvidados por la sociedad. El Domingo de Ramos nos abre a una semana de profunda reflexión sobre la pasión de Cristo y su inconmensurable amor por nosotros. Nos recuerda que en el centro del misterio pascual está la misericordia de Dios, que busca incesantemente encontrarnos, perdonarnos y renovarnos. En este sentido, el Domingo de Ramos no es sólo el inicio de la conmemoración de los acontecimientos finales de la vida terrena de Jesús, sino también una invitación a vivir cada día a la luz de su misericordia salvadora, acogiendo su amor y convirtiéndonos en mensajeros de esta misericordia en el mundo.

Hagiografía

El Domingo de Ramos, la liturgia conmemora la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén a lomos de un asno, mientras toda la multitud extendía mantos en el suelo y agitaba las palmas. Este es el día en el que comienza la Semana Santa, que finalizará con la resurrección de Jesús, conmemorada el domingo siguiente, Domingo de Resurrección. El Domingo de Ramos no pone fin a la Cuaresma, que, en cambio, finalizará el Jueves Santo, día en el que comienza el Triduo Pascual. El Domingo de Ramos también se conoce como Segundo Domingo de Pasión, ya que en la Misa Tridentina el Domingo de Pasión se celebra una semana antes. Es una fiesta rica en simbolismo y…

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Fuente e Imágenes

SantoDelGiorno.it

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